sábado, 21 de febrero de 2009

El Descenso de Ishtar a los Infiernos

En su juventud Ishtar había amado a Tammuz (Dumuzi) a quien su pasión por la diosa había costado la vida. Arrepentida y precisamente deseándole al perderle Ishtar decide bajar a los infiernos, a Kurnugui, al país sin regreso, un lugar oscuro, sombrío y polvoriento donde reina la hermana de Ishtar: Ereshkigal.
Ishtar llega a las puertas de Kurnugui ordenando que se le dejara pasar y amenazando con derribarlas de ocurrir lo contrario. El portero fue a hablar inmediatamente con Ereshkigal que la deja entrar pero le obliga a quitarse una prenda en cada sala por la que pase.

En la primera puerta el demonio guardián obligó a Ishtar a entregar sus sandalias, que los hombres sabios dicen que simboliza entregar la voluntad.
En la segunda puerta la diosa tuvo que dejar sus enjoyados brazaletes de los tobillos, que significa entregar el ego.
En la tercera puerta entregó sus ropas, que supone entregar la propia mente.
En la cuarta entregó los cuencos dorados que cubrían sus pechos, que es como entregar la actividad sexual.
En la quinta puerta entregó su collar, que supone desprenderse del éxtasis de la iluminación.
En la sexta puerta entregó sus pendientes, que significa entregar la magia.
Y finalmente, en la séptima puerta, entregó su corona de mil pétalos, que es entregar la divinidad.

De esta forma ritual al pasar por los siete recintos llega a presencia de su hermana sin prenda de ropa alguna. En ese momento Ishtar se lanza como una fiera sobre Ereshkigal que llama a Namtaru y este viene en su auxilio, una vez reducida Ishtar es encerrada en una mazmorra y se envían contra ella las sesenta enfermedades. Entretanto la vida sexual en la tierra se apagó por completo. Sin embargo viendo lo que ocurre Ea maquina una solución y crea un gran galán de gran belleza al que instruye para convencer a Ereshkigal de que libere a Ishtar, su nombre era Asushunamir (el afeminado) y habiendo llegado a los infiernos engaña a Ereshkigal e intenta salvar a Ishtar, pero fracasa y la cólera de la diosa de las tinieblas cae sobre él. Sin embardo esto hace que Ishtar sea perdonada, rociada con las aguas de la vida y finalmente liberada. Sale recuperando sus prendas, pero ha de dejar como pago por su liberación a Tammuz, que deberá vivir en el mundo de los muertos durante seis meses al año.

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