sábado, 21 de febrero de 2009

Mitología mesopotámica

El desciframiento de las escrituas sumeria y acadia, y los métodos de datación de las tablillas encontradas, han permitidp una reconstrucción bastante aproximada del universo mitológico mesopotámico y de su evolución a lo largo de los milenios tercero y segundo a.C.


Primero existieron los dioses sumerios que más tarde fueron adaptados por los acadios, babilonios, asirios, arameos y caldeos (todos ellos pueblos semitas).

La tríada sumeria la formaban los dioses An, Enlil y Enki

La tríada semita estaba compuesta por los dioses Sin, Ishtar y Shamash, equivalentes a la Luna, Venus y el Sol.


En el lenguaje sumerio, Nin significa "señora y En significa "señor". Por otra parte Ki es "tierra" y Lil es "aire".

Existía una trinidad de dioses mayores (An, Enlil, Enki, ).

También existían dioses y diosas patronos o protectores de una determinada ciudad (Ningirsu en Lagash, Shara en Umma).

Algunos reyes también tenían sus dioses protectores, como Ningizzidda y Lama, protectores del rey Gudea de Lagash.

Los acadios, semitas, que tras la toma del poder por Sargón I de Acad ejercieron la hegemonía en la región mesopotámica a partir del año 2334 a.C., adoptaron estas mismas deidades, cambiando sus nombres.

Las tradiciones semita, hebrea y posteriores tienen muchos mitemas comunes con la mitología sumeria: la Creación, la Expulsión del Paraíso, El Diluvio Universal.

Es lógico suponer que la religión de Abraham que huyó de Ur, posiblemente al final de la III Dinastía (a fines del II milenio a.C.), tal vez por la invasión amorita, tuviese un fondo común con estas tradiciones mesopotámicas.


En las primeras tablillas el dios principal era An, responsable del destino y de mantener en su sitio al cielo (en sumerio "an"), entendiendo como tal tanto la bóveda azulada que domina el día como el negro manto tachonado de estrellas que define la noche.

Por debajo del cielo, y jerárquicamente en un segundo plano, se situaba Enlil, la personificacón de la tierra, pero también de la tormenta, de la violencia descontrolada que rasga la noche con su rayo, que ensordece con su trueno y que con sus vientos huracanados arrasa cuanto halla a su paso.

El tercero en importancia era Enki (Ea en acadio),el agua que fertiliza la tierra.

Los astros también disponían de un lugar en el panteón mesopotámico.

De entre ellos destacaba el Sol, Utu para los sumerios y Samash para los acadios, que además personificaba la justicia.

La Luna era llamada Nanna por los sumerios y Sin por los acadios.

Venus era llamada Inanna por los sumerios y Ishtar po los acadios.

Dumuzi era el dios mortal de la vegetación, que era ritualmente enterrado en la época de la siembra, en otoño, para volver a resucitar en la siguiente primavera.


Personificadas las fuerzas elementales de la naturaleza, el siguiente paso consistía en integrarlos en un mito que los relacionara y permitiera explicar el devenir de los fenómenos naturales.


Uno de los primeros pasos en esa dirección viene representado por el ritual de apareamiento entre Dumuzi, la vegetación, personificado en el rey o señor principal de la ciudad, e Inanna, encarnada en la gran sacerdotisa del culto a esa diosa. Dichas nupcias ejercían el papel de catalizador de la gigantesca reacción cósmica que permitía la renovación estacional de la fertilidad de los campos y del mantenimiento de la vida de los humanos que los poblaban.


Existían muchas divinidades de importancia secundaria: dioses de la naturaleza, dioses de la guerra, dioses de la fertilidad, dioses de las actividades intelectuales que regulan ordenadamente el Universo y mantienen el orden social.



Existían también, tanto en la religión sumeria como en la acadia, un gran número de espirítus y demonios, buenos y malos, que acompañaban al hombre durante su vida, para premiarle o castigarle.


AHHAZU

Demonio femenino de la mitología acadia, llamado Dimme-Kur en la mitología sumeria.


ALÛ

Demonio al que le gustaba la oscuridad y el silencio.

Generalmente se le representaba como forma de perro, a veces sin ojos, oído o boca.


EDIMMU O EKIMMU

Eran fantasmas que no habían sido enterrados correctamente. Podían poseer a la gente, provocaban desastres y comportamientos criminales, pero podían ser apaciguados con un banquete de entierro.

Se pensaba que no eran corpóreos, su espíritu era de viento y podía aspirar la vida de los niños y de los que dormían.


LABARTU O LAMASHTU

Demonio femenino de la mitología acadia, hija del dios An, llamado Dimme en la mitología sumeria.


LAMMASU

Criatura legendaria, que posee cabeza de hombre, cuerpo de león y y alas de águila.

Guardaban los templos (generalmente en parejas) y mataban a todos los que se aproximaban, excepto a los hombres puramente buenos o totalmente malvados.


SHEDU

Espíritu protector, similar al lammasu.

Posee cuerpo de toro, alas de águila y cabeza de ser humano.

Estaba representado, por parejas, en la entrada de las ciudades, de los templos y de los palacios para repeler a los espíritus maléficos y a los enemigos.


UTUKKU (sumerios) o UTTUKI (acadios)

Para los sumerios eran espíritus o demonios que podían ser malévolos o benévolos. A los utukku malos los llamaron Edimmu o Ekimmu y a los buenos Shedu o Lammasu. Uno de los más conocidos uttuku malos fue Alû.

Para los acadios eran los demonios del inframundo, siete demonios descendientes de An y Antu.



Como último eslabón, estaba el Más Allá o Mundo Subterráneo, que se sitúa bajo el abismo del Apsu. Era la casa de la que no se podía volver a salir, el lugar eterno reservado a la totalidad de los hombres y reino gobernado también por importantes dioses.


DILMUN

En la mitología sumeria, es a veces descrito como "El lugar de la salida del sol" o "La tierra de la vida" y su patrona es Ninsikil.

Es el lugar donde tuvo escena la historia épica de la creación, protagonizada por Enki, Ninhursag y Nammu y relatada en el Enuma Elish.

En Dilmun es donde fue enviado Ziusudra (Utnapishtim), luego del diluvio, para vivir por siempre.

Es el lugar donde se encontraba la morada de Ninlil, la diosa del aire.



El politeísmo sumerio y semítico evolucionaron hacia una simplificación, unificando en algunas divinidades las esferas de soberanía de otros dioses singulares, puesto que la tendencia hacia el nacionalismo de los babilonios hizo que buscasen exaltar a uno de sus  dioses al papel de dios supremo.

Los demás dioses quedaron sólo como un pálido reflejo de esa divinidad suprema, del mismo modo que las ciudades lo fueron de Babilonia, cuando ésta llegó a ser la capital del imperio babilónico.

Este dios supremo fue Marduk, que obtuvo su primacía cuando se logró la unidad de Sumer y Acad, ya en la gloriosa época de la dinastía amorrea o amorita y de su máximo representante Hammurabi, elaborándose al mismo tiempo nuevas versiones de las antiguas leyendas sumerias, para elevar a Marduk a la supremacía del panteó divino, como dios de la sabiduría y protector de los hombres y el mismo Anu, dios del cielo, cedió su papel a Marduk.

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